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Madrid 1910-1935

Hasta el 20 de abril, Centro Cultural Conde Duque.

La exposición Madrid 1910-1935: fragmentos visuales, secuencias y contrastes de una ciudad en transformación es un proyecto del Área de Gobierno de Las Artes, Deportes y Turismo del Ayuntamiento de Madrid que pretende ofrecer una visión sobre los cambios operados en la ciudad de Madrid en las primeras décadas del siglo XX a través del archivo gráfico custodiado en la Hemeroteca Municipal de Madrid y el Museo de Historia de Madrid, en buena parte procedente del Servicio Fotográfico Municipal que comenzó a trabajar en 1914.

La exposición se detiene en los distintos aspectos en los que se operó la transformación de un Madrid que buscaba, de igual manera que ocurría en otras capitales europeas en esos mismos años, convertirse en una ciudad moderna. Esta entrada en la modernidad urbana es el resultado de tensiones y convivencias a veces paradójicas.

Por una parte, se producen en el interior del casco histórico remodelaciones, ampliaciones y demoliciones que responden todavía a los postulados reformistas de los técnicos municipales de los años sesenta del siglo anterior. Pero al tiempo, la dinámica misma de la ciudad, su incesante crecimiento demográfico, una nueva estructura social y económica de capital moderna y una acusada vitalidad política y cultural provocarán el agotamiento teórico de aquellos postulados y requerirán de nuevos debates urbanísticos, protagonizados ahora, además de por los técnicos del Ayuntamiento, por higienistas e ingenieros primero y, desde los años veinte, por arquitectos o urbanistas.

Las imágenes de la exposición nos muestran cómo la nueva ciudad, cada vez más grande e inabarcable, necesitaba comunicar sus extremos, modernizar sus transportes, ampliar vías y calles, ensanchar calzadas. Necesitaba también sanear y planificar su abastecimiento de acuerdo con el incremento demográfico, así como adornar y embellecer sus plazas y glorietas, los hitos de esa maraña circulatoria. Precisaba igualmente canalizar un río de difícil comportamiento hidrológico, aunque para ello aquel Madrid castizo de las lavanderas tuviera que decir adiós. Le apremiaba también a la ciudad atender una caótica, sucia y cada vez más desarrollada periferia, al menos si aspiraba a dotarse de una imagen de urbe moderna, de gran capital. Como también le eran cada vez más exigibles, a la edilidad que la dirigía, centros médicos, atención asistencial, escuelas, bibliotecas o espacios para el esparcimiento, como la Casa de Campo, abierta a los madrileños con la llegada de la 2" República.

Pero el Ayuntamiento, en búsqueda de una imagen corporativa, también se representa a sí mismo como protagonista de estas transformaciones y nuevos servicios ofrecidos. Para ello se sirvió del hasta ahora desconocido Servicio Fotográfico Municipal, que dejó constancia en su archivo de imágenes de todos estos cambios y de los nuevos servicios que ofrecía a sus ciudadanos. Y no sólo eso. También de su agenda protocolaria, fiestas, procesiones, verbenas, desfiles, paradas y bienvenidas que sirven para que los ciudadanos se sientan una pizca protagonistas de esa transformación que se anunciaba, sobre la que se reflexionaba y que apenas pudo esbozarse, fatalmente interrumpida en 1936 desde fuera de la propia ciudad.