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Porqué he vendido mi 5D y no me he comprado una Leica.

 

O cuando el tamaño sí importa..

 

-   “Porqué está el  gusano contento en la pera?

-    “Pues” – me respondió  Don Carlos con la mayor seriedad –“Porque nunca ha estado en la manzana”.

Yo vengo de la pera, tenía una naranja y me acabo de comprar la manzana.

 

Foto de Harry Fisch. El otro lado de Benarés, Fuji X-100

 

Por orden: la 5DMarkII, la Fuji X-100 y la FUJI XPRO-1

Por cierto, espero que Fuji sea sensible a esta magnífica, y gratuita publicidad tentándome   con  algo de  material de la marca.  Siempre ayuda y empiezo a estar  aburrido con la poco rentable  imparcialidad de mis consejos y críticas..

 

El peso de la púrpura.

De como, tras cinco días con la mochila y el material, terminas odiando el peso.


Foto de Harry Fisch. El otro lado de Benarés, Fuji X-100

 

La Canon 5D, pertrechada con el diecisietecuarenta, , es más  grande que  un colt Smith&Weston (si es que de verdad existen los colts S&W)  y , desde luego, más pesada. Todo lo cual  no ayuda demasiado a que se le pase la cara de susto al personal cuando te aproximas apuntándoles  seriamente a la cara con el instrumento, al tiempo que repites:

“I am a friend”, “Smile”, “Look at me”,  que si está con un amigo, que se olvide de la cámara, que no pasa nada. ¡Ja, ja y ja..!  Como si fuera fácil posar con look de indígena natural mientras te apuntan con semejante aparato.

Con accesorios (pocos por cierto) llevaba de seis a doce kilos de material en los viajes: la Canon 5D, el 17-40, el 70-200, el 50.  Flash, disparadores, cargadores...  Hay que recordar que hay sitios en los que no puedes o quieres dejar el material en el hotel, que tienes que pensar en la eventualidad de cargar todo contigo y que en las expediciones muchas veces llevas todo el material encima. No lo puedes dejar en el hotel.  En medio del desierto del Kutch,  los hoteles (¿?) en los que me alojo,  no  ofrecen cajas de seguridad.

 

Tras cinco días con la mochila y el material, terminas odiando el peso.

Si te llevas una Fuji X-100,  la XPro-1 y  un par de objetivos adicionales,  cargas con menos peso que una  5D y el diecisietecuarenta. Ni te cuento si a la 5D le montas  un 70-200 mm...

Al comprar la  Fuji X-100 mis amigos –con una punta de malévola envidia- preguntaban y preguntaban. Yo echaba pestes. Tarda  siglos en enfocar, me lamentaba, ningún mando está donde tiene que estar, repetía. Los controles se mueven solitos cuando guardas la cámara, decía.  Un desastre.

 

 

 

 

No hay mal que por bien no venga.

Porqué  la crisis ayuda a que las cámaras mejoren.


Foto de Harry Fisch. El otro lado de Benarés, Fuji X-100

 

Triste estaba yo con mi Fuji X-100. Es decir, como ya no estamos en época  de comprar y vender una cámara por un quítame de allá unas briznas, no me quedaba más que aguantar con la camarita de marras esperando que se me pasara el berrinche.  Cierto es que las consecutivas actualizaciones del software de Fuji fueron poniendo de su parte y la cosa con el tiempo iba mejorando. La cámara enfocaba más rápido. Los comandos estaban más en su sitio.

En esto estábamos cuando, en un Gath en  Benarés, se cae la Canon rodando por unas escaleras, conmigo debajo. Es decir, nos caemos los dos por las escaleras.

Magnífico sitio por cierto para el  incidente: de  producirse el hecho luctuoso, como estamos  en el Ganges y en Benarés, alcanzaríamos el  “moksha” -la interrupción del ciclo de reencarnaciones- sin mayor trámite: directamente de Benarés, al infinito.

Por lo que se ve, tuve la suerte de que mi avería  reparase en menos tiempo y de forma más económica que la de la  Canon 5D que quedó inútil para el resto del viaje.  Pero siempre nos quedará París, o en su defecto  la Fuji...

Pertrechado con el instrumento superviviente, me refiero a la X-100 naturalmente y no a otra cosa,  decido cruzar al otro lado del Ganges para  hacer algunas fotos.

 

 

 

 

El arco del Indio no tiene porqué ser de titanio.

O cuando el arco no hace al indio.


Foto de Harry Fisch. El otro lado de Benarés, Fuji X-100

 

Después de media mañana pululando con la cámara “secundaria” vino la grán sorpresa. No se necesita un aparato de grán tamaño para lograr buenos resultados. Todas las  fotos de este artículo están hechas con una Fuji X-100. Si os hubiera dicho que  fueron tomadas con una Leica, estariais encantados.  Pero no es una Leica.

Y no cuesta como una Leica.

Además, siento decirlo, a pesar de que no es el enfoque más rápido del universo... ¡enfoca mucho más rápido que una Leica ¡ Y es que nos olvidamos que la Leica es manual...

Lo que tiene la “inombrable” “L” es la magia de la referencia. Aquello con lo que los demás se comparan...

Todo lo cual me lleva a la eterna discusión sobre los relojes chinos.

Que quereis que os diga. Salvando las diferencias... La tentación de comprar uno. chino, idéntico al  bueno, que cueste una cuarta parte del  bueno y haga lo mismo que el bueno me lleva necesariamente a lo políticamente incorrecto.

Por cierto, si quereis ver la serie completa, hecha con una X-100, aquí la teneis  http://cargocollective.com/HarryFischtheotherside

En resumidas cuentas: el tamaño sí importa.

Y el precio, también.

 

Si quieres saber más de Harry Fisch esta es su pagina  www.nomadexpediciones.com

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