Azores, 9 esmeraldas en medio del Oceano, 2a parte

Al día siguiente podemos comenzar por visitar la zona central de la isla llegando a la Caldeira Veiha una cascada recubierta de una vegetación que tapiza completamente las paredes con diferentes tipo de helechos por la pared discurre el agua ferrosa que cae a una pequeña poza donde puedes tomar un baño de aguas calientes y relajarte así como disfrutar de este entorno paradisiaco que asemeja a la más pura selva centroamericana.

De ahí podemos acercarnos a Lagoa do Fogo , este gran lago de 2km de largo por 1 de ancho se encuentra en la base del cráter de un volcán ya extinto. Recomendamos una vista desde arriba para hacernos una idea de las dimensiones, que incluso, contiene una pequeña península con playas de arena.

Para completar la zona de mayor actividad vulcanóloga terminamos con una cita inexcusable a la zona de Furnas. En el pueblo podemos divisar las fumarolas que expulsan gases sulfurosos y humo dándole un ambiente misterioso y exótico. Desde diferentes puntos podemos observar como el agua mana hirviendo en pequeños agujeros en el suelo, agua corriendo por pequeños riachuelos y lanza oleadas de humo lo que nos hace ponernos en situación de la abundante actividad geotérmica de la zona.

No muy lejos de allí se encuentra el lugar donde se cocina uno de los platos más tradicionales de la isla, el “Cozido”. Muchos de los habitantes vienen hasta aquí los fines de semana a primera hora de la mañana para poner sus ollas cerradas dentro de los agujeros en la tierra preparados para este fin. Se introduce la olla con los ingredientes dentro en uno de estos hoyos, se tapa con una plancha y se cubre completamente con arena para que no salgan los vapores. El cocido se va haciendo lentamente en su propio jugo y el resultado es espectacular, por lo que no debes perderte este plato típico que preparan también los restaurantes de la zona.

De ahí podemos irnos al Parque botánico de Terra Nostra que con sus 12 hectáreas de terreno nos permitirá conocer una espléndida colección las especies autóctonas de  las islas así como una multitud de especímenes foráneos traídas de Norte América, Nueva Zelanda, China, Sudáfrica. Paseando por sus innumerables caminos nos hará sentirnos en algunas ocasiones dentro de una selva amazónica y en otras en medio de un jardín de ensueño como dentro de su  colección de camelias, una de las más importantes del mundo.

El origen fue en 1775 cuando el entonces cónsul  honorario americano Thomas Hickling se construyó una casa de verano en madera frente a un lago y rodeada de árboles, la casa en su momento era conocida como Yankee Hall. Durante el Siglo XIX los Vizcondes de Praia y sus descendientes ampliaron los  jardines trayendo multitud de especies y construyeron una casa nueva, un jardín con grutas y parterres de flores en honor a los primeros vizcondes en el más puro estilo romántico.  Junto al parque en 1935 Manuel Antonio Vasconcelos diseño el  un hotel con influencia del Art Deco  que tanto estaba de moda en el Bruselas donde él estudió. Actualmente ha sido remodelado y modernizado pero conserva aún el encanto de su estilo original. En el Terra Nostra Garden Hotel podemos encontrar un espacio de tranquilidad con las mejores instalaciones y disfrutar de todo tipo de tratamientos de balneario terapia, una terraza con vistas al parque botánico en el que podremos perdernos por sus innumerables senderos  recorridos por pequeños riachuelos vaporosos e incluso darnos un baño en la piscina natural al aire libre, de aguas ferruginosas y de aspecto amarillento que será toda una experiencia.

Otra de las islas con un encanto especial es Pico, podemos trasladarnos hasta ella en avión desde San Miguel. La gran montaña que da nombre a la isla, marca su idiosincrasia, de 2350m es el pico más alto de Portugal. Es a su vez un volcán que ha tenido bastante actividad y sus suelos conservan gran cantidad de materiales por lo que son poco fértiles para ciertos cultivos pero sin embargo buenos por ejemplo para el cultivo de la vid.

A su vez todos estos materiales volcánicos han marcado como decimos sus peculiaridades, por un lado se han utilizado para la construcción de los miles de pequeños muretes de sus campos de vides, por otro lado como material para sus viviendas típicas y por último marcan también una costa escarpada y negra de una belleza muy particular con esas formas negras encrespadas que contrastan con las blancas espumas de las fuertes olas del mar que azota sus costas.

En la zona de la Bahía de Cachorro podemos disfrutar de ver la olas chocando contra estos farallones de roca volcánica con todas sus fuerzas que han creado formas caprichosas

Así esta isla cuyo suelo no era muy bueno para los cultivos tradicionales, sin embargo encontraron que era magnífico para el cultivo de la viña, fundamentalmente la casta verdejo.  Fue durante años una fuente de ingresos muy importante y este vino llegó a ser famoso internacionalmente exportándose a Europa, América y llegando a degustarse en las mesas de los zares rusos.

Sin embargo la edad dorada del la producción vitivinícola de Pico llegó a su fin debido a la introducción del oídio y de la filoxera que llevó a la destrucción de prácticamente todas las cepas. Esto supuso que una parte de la población tuviese que emigrar fundamentalmente a Brasil y a Norteamérica y otra parte se reconvirtieron a la industria ballenera.

Actualmente la producción del vino se ha recuperado y vuelve a producirse de nuevo con nuevas cepas adaptadas a las características especiales de la isla. Es muy interesante visitar una de estos cultivos, por ejemplo en Lajido, Santa Luzia.

Son muy peculiares, cada  viña es protegida, de la fuerza del viento procedente del mar,  por un murete de piedras de lava volcánica y conforman un auténtico mar de muros semicirculares. Dicen que si se juntaran todos los muros en línea se daría 2 veces la vuelta al mundo. Este tipo de cultivo ha sido reconocido en 2014 internacionalmente como Paisaje Vitícola Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.

Por lo que recomendamos visitar el museo del vino en Madalena donde podremos observar este tipo de cultivo además de conocer la historia, difusión e importancia de este producto a lo largo los años, rodeados de dragos milenarios y observar los campos de cultivo desde el magnífico mirador rojo, así como degustar alguno de sus mejores caldos.

Otra peculiaridad de la isla que nos iremos encontrando a lo largo del paisaje son los famosos molinos de viento, que se cree originarios de Holanda, aunque no está confirmado, son una auténtica nota de color rojizo que contrasta con el negro del suelo y el azul de los cielos y el mar.

Como hemos dicho anteriormente otras de las fuentes de riqueza de la isla fue la industria ballenera, para poder ponerte en situación perfectamente de cómo era dicho trabajo nada mejor que visitar el museo de los balleneros de Lajes do Pico. En él podemos ver algunos de los barcos que utilizaban, los utensilios, las técnicas del arponeo y sobre todo, en definitiva, la forma de vida de todo un pueblo que se dedicaba íntegramente de alguna u otra forma a la caza de las ballenas.

La visita incluye un video que representa como era un día en la vida del pueblo desde que el vigilante ponía en alerta a todos de la presencia de ejemplares hasta el momento en que los barcos llegaban victoriosos con sus capturas. El museo también contiene una bellísima colección de  scrimshaws, dientes de ballena grabados o pintados.

La caza de ballenas traía consigo una importante industria posterior de fabricación de aceites, harinas, piensos que daba trabajo una gran parte de la población. Por tanto con la entrada en vigor de la prohibición de la caza de las ballenas en el año 1987  fue cuando se cazó el último cachalote, todo este entramado se vino abajo y gran parte de la población tuvo que emigrar al continente europeo o hacia América del Norte.

Hoy en día El pueblo entero sigue emanando ese ambiente pesquero en su puerto, en sus casas, pero ahora se ha encontrado una nueva actividad económica en el avistamiento de cetáceos cada vez más seguidores entre los turistas, fotógrafos o especialistas de naturaleza marina.

A si que de nuevo los barcos se han lanzado a la mar con otros fines dando vida a estas poblaciones gracias a las ballenas.

Ahora cogeremos un ferri para desplazarnos, en unos 30 minutos, a la isla de Faial. La entrada en el puerto de Horta al atardecer nos deja ver los edificios más emblemáticos de la ciudad, como la grandiosa Iglesia Matriz de Sao Salvador con su estilo típicamente isleño de fachadas blancas y remates volcánicos. También podemos desde el puerto ver la torre del Reloj que es lo que queda de la antigua iglesia Matriz después de incendios y terremotos.

Nada más llegar podemos dar un paseo por sus calles que nos atraparán con su aire cosmopolita influencia de las comunidades inglesas, alemanas y americanas que habitaron la isla cuando trabajaba en las estaciones telegráficas. Llegaremos al Castillo de Santa Cruz de 1567 con forma pentagonal de basalto y lava, establecido como defensa de ese puerto que tanta riqueza generó en su tiempo.

Y de ahí al mismo puerto deportivo donde desde hace años en los suelos y las paredes aparecen pintadas de los navegantes que por allí han pasado de todas partes del mundo. Visita inexcusable es el Peter´s Café sport un lugar de encuentro de marinero de todas las partes del mundo, decorado con banderas de todas las nacionalidades,  además en su primera planta posee un museo de scrimshaw (grabados de escenas en dientes y muelas de ballenas).

Desde Faial se deja ver la silueta inconfundible de la montaña de la isla de Pico, isla con la que han tenido una gran vinculación ya que el puerto de Horta era el punto de comercialización del vino de Pico. Los primero pobladores provenientes de Flandes y Portugal aprovecharon rápidamente la fertilidad de los suelos para la explotación del cultivo del pastel (planta que se utilizaba para la industria de la tintorería) así como al cultivo del trigo lo que supuso un gran impulso económico para la isla. Sin embargo con la ocupación española y los ataques de los corsarios este periodo de bonanza económica cayó en picado.  A su vez la erupción volcánica de 1672-73 arrasó prácticamente la parte noroeste de la isla.

Faial resurge de nuevo gracias a la actividad económica de su puerto de Horta en esta ocasión para la exportación del vino de Pico que se producía allí pero se distribuía desde Horta hacia Europa y América así como la exportación de las plantaciones de naranjos que en el S XVIII era muy fructífera. A su vez Horta era un punto de abastecimiento de los barcos de vapor que cruzaban el Atlántico y de la flota ballenera norteamericana. Posteriormente con la entrada de las enfermedades de los viñedos y los naranjos provocó la caída de estos productos y la emigración de muchos de los pobladores que tuvieron que irse a Norteamérica o a Europa.

Debido a su situación se convirtió en un punto estratégico para el establecimiento del cableado de las telecomunicaciones entre América del Norte y Europa. Entonces se realizaba por cableado telegráfico submarino, quedando inaugurada la 1ª red en 1893.

Su posición estratégica sirvió también durante décadas como punto de repostaje de los aviones e hidroaviones de ambas partes del Atlántico.

Actualmente la población vive básicamente de la ganadería, se dice que cuentan con aproximadamente el mismo número de habitantes que de vacas.

Están intentando potenciar el sector terciario con un turismo alternativo en busca de tranquilidad, naturaleza y actividades deportivas como el trekking, la bkk con cientos de senderos balizados para realizarlos, o el whale watching (avistamiento de ballenas) dando salida así al sector pesquero mermado en los últimos años.

La isla, por supuesto de origen volcánico ha tenido una gran actividad y tanto terremotos como erupciones que han dejado su huella patente hoy en día. Algunos de estos rasgos podemos reconocerlos  observando simplemente el paisaje, desde alguno de sus miradores, las cadenas de conos volcánicos que han permanecido de manera lineal y que poco a poco han sido cubiertos de nuevo por la hierba y la vegetación.

También en la visita por ejemplo a la Reserva Natural de Caldeira un cráter volcánico impresionante de 7 kms de perímetro y una profundidad de 450m, cuyas paredes quedan completamente recubiertas de vegetación, en cuyo fondo pueden observarse una pequeña laguna y otro cráter interior. Puede ser recorrido por pequeños senderos siguiendo los pasos y la experiencia de un guía y con precaución porque incluso en verano puede bajar la niebla rápidamente y quedar todo completamente cubierto.

Otra muestra de este pasado vulcanólogo fue la erupción del volcán Capelinhos que duró 13 meses desde el 27 de septiembre de 1957 hasta el 24 de octubre de 1958 y agrandó la isla en 2 km y medio. Destruyeron 300 casas y tuvieron que evacuar a unas 2000 personas cuyos terrenos, casas y forma de vida fueron arrasados. Muchos de ellos tuvieron que optar por emigrar a Estados unidos. Todavía hoy puede verse algunos restos de las viviendas que fueron enterradas por la lava y las cenizas.

Allí permaneció impasible y testigo de todo aquello el imperturbable faro, cuya base fue también inundada por completo pero hoy en día ha sido transformado en un centro de interpretación.

Este paisaje lunar contrasta con la fronda de el resto de la isla y nos pone en situación de cómo tuvo que ser el origen de nuestro planeta. A pesar de lo duro del paisaje impresionan los plegamientos de los acantilados y los juegos de colores de los diferentes tipos de tierras  así como comprobar cómo la vegetación intenta  abrirse paso entre los restos de las cenizas.

A pesar de todo este historial de movimientos volcánicos la isla sin embargo está tapizada de verde y tiene la peculiaridad de que en la mayor parte del año las hortensias colorean muchas de las carreteras y colinas por las que vamos pasando dándole un aspecto frondoso e incluso dando nombre a la isla como la isla azul.

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