Diario de viaje

La KlimtMania se ha desatado en Viena.

Es nuestro tercer día en Viena y lo comenzamos dirigiéndonos hacia el Palacio y jardines del Belvedere. Teniendo en cuenta que tiene la mayor colección de pinturas de Gustav Klimt del mundo, el Belvedere ha preparado una exposición especial por la celebración del artista.

La muestra se realiza en la planta noble del Belvedere Superior, donde se presenta de una manera muy especial la colección de pinturas de Klimt en el museo. Pues no se trata de solo tematizar las relaciones estilísticas o el contexto histórico artístico de Klimt y su obra, sino limitarse a la obra en si, a las sensaciones que cada obra puede causar en el espectador.

La exposición se centra en la hasta ahora descuidada historia de la recepción de la obra Klimt y de su persona. En esta exposición nos encontramos la obra más conocida del artista, “El Beso”, cuadro que desata autenticas pasiones entre los visitantes del museo, dando igual la nacionalidad de los mismos, ya sean italianos, japoneses, alemanes o americanos, no sabría decir la cantidad de empujones que he podido ver entre el público para  acercarse a ver el cuadro, era todo un poema ver a los 2 vigilantes de la sala haciendo auténticos esfuerzos para evitar que los turistas fotografiaran el cuadro.

En la misma exposición nos encontramos el retrato de  Judith I  y el de Fritza Riedler, considerado como el primer retrato cuadrado del periodo dorado entre otros, además de una amplia gama de paisajes.

La siguiente visita, ya por la  tarde nos acercamos a la “Albertina” uno de los museos de arte más importantes del mundo. Este museo cuenta con un fondo de más de 65,000 dibujos y más de un millón de grabados.

El museo alberga la exposición “Klimt dibujos” muestra perfectamente las complejidades de sus dibujos. Klimt destacaba por la gran sensualidad de sus desnudos femeninos, esta exposición se ilustra perfectamente su polifacética capacidad creadora a lo largo de los 170 laminas expuestas, donde destacan los dibujos originales para el diseño del friso de Beethoven en el edificio de la Secesión.

Si tuviera que destacar algo interesante o diferente de este día, sin tener que hablar de los magníficos cuadros y dibujos del pintor, creo que lo que más me llamó la atención fue el gran fervor que desata el pintor entre sus admiradores y  visitantes a sus exposiciones. Viendo las caras de algunos de sus admiradores no tengo ninguna duda que existe la Klimtmania.

Sigue la galería completa del Diario de Viaje a Viena: 150 aniversario del nacimiento de Gustav Klimt.

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